Grupo Osga se ha convertido en la empresa adjudicataria del servicio de limpieza del Teatro Cervantes de Málaga. El emblemático edificio es un claro referente de la ciudad, tanto a nivel cultural, social como arquitectónico y representa una importante parte de la historia malagueña.
Con esta adjudicación, Grupo Osga aumenta su presencia en Andalucía, siguiendo con la línea de crecimiento que ha sido una constante desde su creación en Logroño en 1.998. Tras más de 21 años en el mercado, la experiencia acumulada por la empresa riojana la ha llevado a consolidarse como un referente a nivel nacional.
El compromiso con la excelencia, la calidad del servicio y la mejora continua han posibilitado que Grupo Osga cuente en la actualidad con una plantilla cercana a las 2.000 personas prestando servicios a clientes tanto del sector público como privado en todo el territorio nacional.
El servicio de la limpieza del Teatro Cervantes, junto con el Teatro Echegaray, se suma a los proyectos ya gestionados desde la oficina del Grupo en Málaga, uniéndose a los ya coordinados desde Granada y Sevilla, siguiendo con la estrategia de cercanía e inmediatez de Osga tanto con sus clientes como con sus trabajadores.
El Cervantes, un pedazo de la Historia de Málaga
En la segunda mitad del siglo XIX, un grave incendio destruyó en su práctica totalidad el Teatro de la Libertad, anteriormente llamado del Príncipe Alfonso, inaugurado con motivo de una visita a Málaga de la Reina Isabel II. Tras la pérdida de este emblemático edificio, un grupo de personas de relieve social, muy ligadas al arte y la cultura de la capital, se asocian con el fin de dotar a la ciudad de un nuevo espacio escénico en el que dar cabida a las diferentes artes escénicas que proliferaban fruto del auge económico y cultural que vive la urbe y satisfacer, así, las necesidades de ocio de la burguesía. Esta comisión, creada para materializar el proyecto de construcción de un gran teatro para la ciudad, encarga la ejecución del mismo al arquitecto municipal Gerónimo Cuervo, autor de grandes operaciones urbanísticas y arquitectónicas, y este, a su vez, requiere la colaboración del pintor valenciano Bernardo Ferrándiz, afincado en Málaga. La decoración fue concebida conjuntamente por ambos artistas y, debido a la premura de las obras, se vieron en la necesidad de contar con la ayuda de otro pintor, Antonio Muñoz Degrain.
Las obras se realizaron entre abril y noviembre de 1870. La inauguración tuvo lugar el 17 de diciembre, con la interpretación de la versión sinfónica de la ópera Guillermo Tell, de Gioachino Rossini.